El
sábado 17 de febrero tuvo lugar la entrega de los premios del XV
Certamen Cuentos Actur-Rey Fernando. Además de conseguir varios
clasificados en cada una de las dos categorías, nuestro colegio volvió a
obtener el premio por tener más participantes.
Hubo una actuación de unos payasos muy divertidos: Kiny, Jano ySerrucho.
Después llegó el momento emocionante de la entrega de los premios. El
Cortes triunfó. Y hubo obsequios para todos los participantes que
estuvieron presentes.
Fue una gran fiesta para todos.
En nuestra clase, tres fueron los seleccionados:Luzía Orera,Samuel Mayordomo y Elisa Pardellas.
Y un premio especial para David Blanco por promover buenas prácticas ecológicas.
Enhorabuena para ellos y para todos los premiados y participantes.
LAS GUARDIANAS DEL AGUA.
Hace mucho tiempo, en el Pirineo
aragonés vivía un hada llamada Rosa Celosa.
Se llamaba así
porque siempre quería todo: si veía a un montañero con unas botas de colorines
las quería tener, si veía a otro con unas gafas de sol super cool también le apetecían. De tantas cosas que tenía nunca
apreciaba ninguna. Por eso todos los animales del Pirineo y las hadas de la
montaña le llamaban Selfish Rose.
Un
día soleado, de estos típicos de la zona de Benasque, hacía mucho calor. Había
un montón de gente en el Forau de Aigüalluts. Algunas personas dejaban residuos
porque no querían llevárselos en la mochila para reciclarlos después. Incluso
sobrevolando la zona había un globo aerostático con un eslogan que decía: Keep Nature Clean, pero casi nadie le
prestaba atención.
Tan grave era la situación que la
jefa de las hadas, Florosa la
Hermosa, las convocó a todas por teléfono a una reunión muy
urgente. Como todas tenían el contrato con Fairyphone
le salió mucho más barato.
El día de la reunión general de las
hadas, todas estaban en la Aigüeta
de Batisielles, esperando a ver qué les contaba la jefa mientras tomaban un
café … en un vaso de plástico para
reciclarlo después, claro.
Florosa la Hermosa comenzó así:
“- Queridas amigas; la gente está
ensuciando la montaña. No cuidan a la Madre Naturaleza. Pero lo más
penoso es que no llueve ni siquiera en el Pirineo. Los ibones están medio
secos, no baja agua por los ríos. Además, la gente malgasta el agua: cuando se
enjabonan o se lavan los dientes se dejan el grifo abierto, construyen piscinas
y campos de golf sin parar ……” Y siguió, y siguió, y siguió ... Hasta que Rosa Celosa no pudo
aguantar más y gritó:
“- Oh my wand!!!!!. Esto hay
que pararlo. Vamos a darles un escarmiento.”
Decidieron enviar cartas, por FairyPost claro, a todos los alcaldes y alcaldesas de
España. En ellas les advertían que controlasen el gasto de agua o ellas la
harían desaparecer hasta que no lloviera a chuzos, chuzeros.
Las cartas llegaron; las hadas esperaron, pero no les hicieron
caso. La gente seguía malgastando el agua. Así que las hadas se reuniron de
nuevo y, con el poder de sus varitas megacool
hicieron desaparecer el agua con el siguiente conjuro: “Abracadabra, pata de
cabra, no cae ni gota por mucho que el grifo se abra”. Y …
BANG!!! , desapareció el auga del Pirineo, de los Polos, de los parques, de las
casas …… ¡¡ NI GOTICA VAMOS!!!.
Pasó un día … y otro … y otro …
hasta una semana. La gente no podía soportar el calor, el olor y la sed. Todos
echaban en falta el agua.
Los alcaldes y alcaldesas se
reunieron en el Plan de Senarta porque, como había muchos árboles, se estaba
fresco. Decidieron hablar con las hadas y se comprometieron a dejar de
malgastar el agua.
Todas las hadas se pusieron muy contentas.
Bueno … todas menos …. Rosa Celosa, porque… ¡PUES CLARO!, ella quería tener
toda el agua. Pero un niño pequeño se le acercó y le dijo:
“- Rosa Celosa, por favor,
necesitamos el agua. Esta es la única que nos queda”.
El niño empezó a llorar, pero sólo
le cayó una lágrima de lo seco que estaba.
Rosa Celosa la tomó en su mano, la
agitó y le dio un toque con su varita mágica diciendo: “- Water, water, water, aparece gota a gota”, y le dió al niño un vaso lleno de agua para
que lo bebiera.
LA PANDILLA RECICLADORA
Erase una vez un grupo de amigos al que les habían explicado
en el cole la importancia de reciclar. A todos les pareció interesante, menos a
Andrés, que decía que era una tontería. Sus amigos le decían lo importante que
sería para el medio ambiente, pero ni caso.
Un día se fueron de excursión por el monte y a ver un río. Se
llevaron comida y un balón, para comer y jugar. Pero resultó que ¡el río estaba
contaminado!. Tenía botellas, plásticos,etc. Vieron muchos peces muertos y
basura por todos lados y olía fatal.
Les dio mucha pena ver el río así. Hablaron entre ellos lo
que veían y Andrés comenzó a entender por qué sería bueno reciclar: para evitar
un desastre como aquél. Así que cuando comieron,metieron los restos en una
bolsa para luego tirarlos en un sitio adecuado. Además recogieron el máximo de
plásticos y basura posible de alrededor, para tirarlos a su contenedor
correspondiente:
- amarillo para los tetra bricks y botellas de plástico,
- el azul para los cartones y el papel,
- el verde claro para el vidrio,
- y el verde oscuro para los restos orgánicos.
Desde ése día Andrés y sus amigos reciclaban todo lo que
podían. También animaban a su familia y a todo el mundo a colaborar en reciclar
para proteger el medio ambiente.
Incluso volvían al río de vez en cuando para seguir
intentando que se mantuviera limpio. Desde entonces todos les llamaban “La
Pandilla Recicladora”.
Con el tiempo,Andrés recordó lo tonto que había sido cuando
no quería reciclar, y se hizo la promesa de enseñar a todo el mundo la
importancia y el beneficio de reciclar para tener un mundo mejor.
¡UTILIZA LOS CONTENEDORES!
¡RECICLAR ES MUY BUENO!
FIN
Elisa Pardellas, 4º B
LA GRULLA Y LA LAGUNA SECA
Hace muchos
pero que muchos años había una grulla llamada Luna. A
Luna le encantaba
jugar y chapotear con sus hermanos en la laguna donde
vivían.
Luna tenía
un amigo humano que se llamaba Antonio.
A Antonio le
encantaba visitar a su amiga Luna y también jugaba con las
demás
grullas.
Pero el día
llegó, el primer día de invierno las grullas abandonaron la
laguna y
Luna se tuvo que despedir de su amigo Antonio:
-
No
te preocupes volveré para el verano, le tranquilizaba Luna,
además, irás al colegio y te lo pasarás genial.
-
Tienes
razón, no hay que preocuparse- dijo Antonio, ya más
tranquilo. Tú harás muchos amigos en tu nuevo hogar.
-
Sí
y para el próximo verano volveremos a vernos- dijo Luna feliz.
El padre de
Luna la llamaba:
-
¡
Luna! ¡Ven ya, nos vamos!.
-
Oh!
Tengo que irme… adiós, dijo Luna volando hacia su
padre.
-
¡Adiós!
– dijo Antonio.
A Luna le
gustó mucho África, ese país tan caluroso y acogedor al que
viajaban
todos los años para evitar pasar frio en invierno, pero las grullas
no sabían
que los humanos habían vallado el estanque y , en él, no
quedaba nada
de agua.
Cuando pasó
el invierno y volvieron a España todos se asustaron al no ver
agua en la
laguna pero Antonio llegó a tiempo y les explicó lo sucedido.
Dijo que de
tanto contaminar y gastar agua no había quedado ni una
pizca.
Las grullas
no sabían cómo solucionar el problema
pero a Luna se le
ocurrió una
brillante idea y se la explicó a los demás. La idea consistía en
que los
amigos de Antonio y él, podían hacer carteles para que los niños
no gastaran
agua. A todos les pareció una buena idea y al día siguiente,
Antonio se
lo dijo a sus amigos e hicieron muchos carteles que luego
pegaron por
todo el pueblo.
La gente
empezó a concienciarse con el problema y a gastar menos agua,
entonces el
estanque se volvió a llenar de nuevo.
Cuando
Antonio fue a visitar a Luna, le dijo:
-
Hola,
Luna, ¿ qué tal estáis?
-
Bien,
contestó Luna. Lo ves, Antonio, como no hay que menos
preciar el agua, es un bien muy importante para poder vivir y por
ello, la gente del pueblo y nosotras, las grullas, somos más felices
con agua para beber que utilizando la misma para llenar piscinas,
lavar ropa todo el día y utilizar el agua sin medida, porque sin
agua para beber nos morimos y si hay agua somos la mar de felices-
dijo Luna pensativa.
-
Oye,
Luna, ¿ por qué no nos bañamos? Hace mucho que no lo hago
y me gustaría que me acompañaras- dijo Antonio.
-
Vale,
por mí bien, ja,ja,ja,- dijo Luna corriendo al estanque.
-
¡Oye!
Espérame, dijo Antonio corriendo detrás de ella.
Colorín,
colorado, la grulla y Antonio, por fin,
se han bañado.
Luzía Orera, 4º B
La Tierra
Cuentan mis padres, que decían
mis abuelos que los padres de los suyos vivían en un planeta llamado Tierra…
Me llamo Leumas. Tengo 9 años y
vivo en un planeta llamado Desesperación. Yo nací aquí, mis padres, mis
abuelos, sus padres, los padres de sus padres… ya son muchas generaciones,
tantas… que no entiendo como recuerdan esta historia.
Dicen que venimos de un sitio
llamado Tierra donde la realidad se confundía con un sueño.
Cuentan que era un sitio
maravilloso, donde se podía respirar, que existían en el tiempo las estaciones
del año, eran preciosas. Se llamaban primavera, verano, otoño e invierno.
En la primavera todo era verdad y
algo llamado “lluvia” la mojaba muy a menudo, y eso y el sol hacían crecer lo
verde.
En el verano muchos días de sol y
así hacía calor. Los niños jugaban en la calle y se bañaban en los ríos, mares
y lagos que eran extensiones de agua.
El otoño pintaba los árboles de
dorado y caían las hojas, el viento se las llevaba hasta la primavera
siguiente.
Que el invierno se suponía que no
gustaba mucho porque hacía frío y nevaba. Pero que la gente estaba más en
familia.
Yo me pregunto… ¿Qué es un árbol,
el agua, el aire o simplemente la nieve?
Y sobre todo… ¿Por qué nadie supo
cuidar todo aquello para que yo y mis futuras generaciones no tuviésemos que
terminar en Desesperación? Un planeta sin oxígeno limpio que respirar, sin agua
potable para beber y ni siquiera un árbol que mirar.
Cuidemos nuestro planeta.
Samuel Mayordomo, 4º B
4ºA con Antonio y con Jorge
